"Poi piovve dentro a l'alta fantasia" 
"Llovió después en la alta fantasía" 
          
            
              
                
                  Dante Alighieri 
                                      
                 
               
             
                         I 
          
          Cuando el otoño llegue va a empezar la novela, dice, 
            y señala en el aire un café como quien señala
            el destino, 
            dueña de esa música ambigua y perfecta que crea el
            corazón. 
            Habrá un sueño para seguir, en un paisaje carbonizado
            . 
            Un río para seguir, de orillas monótonas 
            con árboles dormidos como grandes elefantes. 
            Habrá pequeñas anotaciones en los bordes de las hojas 
            como si la vida interfiriera, 
            como si chamuscara un pergamino para envejecerlo, 
            como si la memoria recortara en papel glacé 
            las indecisiones, la epopeya privada. 
          Planea los silencios, la inconstancia, la vaguedad 
            como focos de poder 
            sobre lo que no se puede recordar pero se sabe. 
            Un abanico para su fiebre cuando surja: 
            Pensar la aridez 
            en el atardecer del pueblo más opaco, menos elocuente 
            que pueda dar una escenografía 
            a la emoción crónica de la realidad distorsionada por
            el arte. 
          La flauta del pastor en el museo local. 
            Las murallas bajo la amplitud de la noche 
          Y una fuente, donde sentarse a conversar con el personaje, todavía
            huraño, todavía presuntuoso, 
            en el centro exacto de su historia. 
           
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